martes, 25 de junio de 2013

PEQUEÑA NOCHE

Anoche dormí sin ser sincero,
mis parpados bajaron más no mis sueños,
mis murmullos no permanecieron quietos.
Anoche dormí sin ver tu pelo.

Cuando las penumbras me arropaban
yo malcriado me destapaba,
hacia a un lado mi almohada
que tristemente aún conserva trozos de tu alma.

El reloj era un martillo que torturaba
mis entrañas, cada segundo que marcaba
era un recordatorio de tu figura lejana,
era un grito de melancolía y tristeza malsana.

Anoche no dormí en mi pieza,
me levantaba exhausto de buscar
los caminos oníricos donde
el caballo se vuelve pegaso,
las colinas donde el humo se vuelve árbol
el rio donde los peces se convierten en barcos.
Finalmente caí derrotado
y no me quedo más que no dormir
sino bajo tu regazo.


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