El cielo acampa en mí mirada esta mañana,
tejiendo una fina red de amapola bajo mis pestañas.
La brizna se resguarda inmaculada en la
cascada
al escuchar mis pasos entre la yerba fría y cansada.
Mi mirada sueña con proteger tu mirada,
en el claroscuro debajo del árbol
o en la cúspide de la montaña;
mi mirada desea tocar por un suspiro segundo
toda tu mirada.
Y que la mañana observe nuestra batalla,
inmolado contra tus labios me defiendo con un
abrazo,
apresada contra mi pecho te refugias en tu cadencia
canalla.
¡Y con tal suerte que me desbarata!
¡Y con tal brío que el viento apenas puede
sujetar mi espalda!
¡Y con tal fin que me tienes entregado a tu
alma!
El cielo acampa en nuestra mirada esta
mañana,
nuestro beso es el silencio del mundo
y la despedida del alba.
Nuestro aliento una límpida
nube que se desliza hasta nuestra mirada.
Y nuestro amor el eco del mar
besando la arena en el palmar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario