martes, 7 de agosto de 2012

DIVINIDAD


En el tiempo en que florece el otoño,
los tulipanes hierven de grandeza.
Emanan calmantes de terciopelo
y dibujan futuras épocas.

Tan épicas.

Sueños de libélulas
en una tarde de vida ligera.
Entre hojas de pasos ágiles
te veo rodeada de granos de luna gigantes.

Danzantes.

Que bajan para festejarte.
Y desean tanto regresarte, arcángel mío,
al cielo del que te escapaste.
El cielo que por mi dejaste.
Entrégame tu divinidad
y en cambio yo construiré
con nuestro amor tu eternidad. 

                             Carlos Mario Cruz Ramírez

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