miércoles, 31 de octubre de 2012

¿ME DAS MI CALAVERITA?



Tu madre es Mictecacíhuatl,
Tu padre Mictlatecutli.
Eres pues cercana imagen mía
la herencia de pasados días.

Cada amapola en tu sombrero canta,
tu estola cubre tu alma amarilla,
miras pasar hora tras hora en tu leontina.
Al siguiente invitado esperas, lúgubre Catrina.

Unas veces solemne,
otras divertida,
la música nunca enmudece
en el panteón, tu sombría alegría.

Coqueteas con tus invitados,
haces que sientan calor aún en el frío,
hasta sus aposentos se sienten acompañados,
comen pan y champurrado tibio.

En noviembre les das vacaciones
pero sin prisas que conste.
Regresan, comen, beben y rezan,
niños, damas y señores.

¿Que interés importa a la Muerte?
Que no hace distinción de ricos o pobres.
Si para unos es un indeseable tormento
para otros representa el dulce sueño eterno.

En vida coman y beban
que ya la Calaca nos espera,
nada más no teman
que la Parca es nuestra amiga más serena.


Que el cempasúchil muestre el camino;
ofrenden mole, tequila, agua y pan.
Que bendigan el incienso y el copal
el alma de los que han de regresar.

Que el arco represente tu permiso,
y la luz de las velas
alumbren anual recorrido.
Para que coman las almas ricas
calaveras de chocolate o de membrillo.

¿Por qué Parquita ponen sal en el altar?
-Para niños muertos sin bautizar.

¿Y del vaso de agua que me puedes mencionar?
-Refresca el ánima que por el purgatorio tiene que caminar.
El papel picado es pura simbología:
el luto prehispánico es de color anaranjado,
y para el catolicismo debe ser morado.

Sabía amiga de la vida,
Calaca, no extiendas mi agonía,
permíteme tu sombrilla,
y te acompañare gustoso hasta el Mictla.

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